Acompañado de su familia y en especial de su hijo Dani a quien dedicó el preciado momento, Javier Suleimán Padrón procedió ayer noche a dar lectura del Pregón que inicia la principal programación de la Festividad en Honor a Nuestra Señora de La Peña, que hoy celebra su Romería Ofrenda y mañana su Día Grande en Honor a Nuestra Patrona de Fuerteventura.
“Hijo de inmigrante, mi padre, Chanito el árabe, llegó a estas islas en busca del sustento que no tenía en su país, víctima de la eterna guerra árabe-israelí, emigró en los años 50 a Canarias y constituyó nuestra familia”.
Tras una breve introducción conmemorando la importancia histórica de la Villa de Betancuria en el Archipiélago y recogiendo el testigo que el alcalde Marcelino Cerdeña hiciera en su presentación solicitando más apoyo y compromiso de las instituciones al municipio, el médico Javier Suleimán nos ofreció un Pregón entrañable, evocador de momentos duros y a su vez pintorescos de su niñez, sus estudios, su juventud, noviazgo o paternidad, entrecruzando los sonidos de la llegada del pan al pueblo, las conversaciones de mayores, los largos desplazamientos en aquella vieja guagua que se defendía como podía sobre pistas sin asfaltar y en la que el conductor decidía ahora sí ahora también parar a descansar tomando ahora un carajillo ahora un café.
“… la recogida de papas, cebollas, ajos o piñas, traer agua del pozo y ya por la noche rezar el rosario, escuchar historias de la época a la luz de una vela o quinqué de petróleo, no había televisión y así hasta coger el sueño y no soltarlo hasta el día siguiente. Había días de cacería con los perros o a la pedrada y que puntería tenían los primos más grandes. El martes tocaba traer el queso a la tienda y dejarlo como trueque ya que se cambiaba por comida y el domingo a las 12h era la acelerada misa de D. Francisco el cura de Pájara, la cual decía a la misma velocidad con que conducía su Citroen azul, el encuentro con otros niños y las golosinas de rigor…”
Suleimán recordó la defensa del pueblo porque la Virgen de La Peña permaneciera en La Vega y no en ninguna otra localidad, así como no olvidó mencionar hechos trágicos provocados de la unión entre devoción y fanatismo. También recordó la época en la que los emigrantes rechazados en otras costas eran precisamente los majoreros, dejando un claro mensaje sobre lo que no quisimos en carne no lo permitamos para los demás. No olvidó recitar una de las coplas de su madre, que asistía junto a la familia y tantos vecinos que abarrotaban la ermita de La Vega.
“Es la Virgen de la Peña la que más altares tiene, no hay hijo de su pueblo que en su pecho no la lleve. Refugio de heridos sois hermosa Peña, dad a los peregrinos luz para que lo entiendan”.
Finalizaba Suleimán la lectura del pregón con un fuerte ¡Viva la Virgen de La Peña!, secundado por aplausos de todos los asistentes.
Tras el pregón abrazos emocionados, saludos y muchos rostros sorprendidos de reencontrar antiguas amistades hoy algo más canosas y arrugadas. No dejaron de participar en las felicitaciones al pregonero el presidente del Cabildo Insular de Fuerteventura, Mario Cabrera, y el consejero insular de Cultura, Juan Jimenez, que junto al alcalde de Betancuria, Marcelino Cerdeña, y ante la presencia de alcaldes de otros municipios de Fuerteventura, hicieron entrega de un obsequio conmemorativo a un pregonero que nos deleitó con sus recuerdos y reflexiones, Javier Suleimán.